jueves, 12 de septiembre de 2013

Cada día me busco.

Como todos hacemos.
Pero otros tienen algo a que agarrarse. Los recuerdos. Eso de lo que yo carezco. Y en base a ellos se construyen cada día su propia imagen. Y se la creen, aunque puede ser tan falsa...
Los recuerdos nos engañan. Olvidamos cosas que son importantes pero que las negamos porque nos desagradan y así vamos formándonos una idea equivocada de nosotros mismos. La que más nos conviene.
Pienso que mi búsqueda puede ser más fiable. No habrá recuerdos que vengan a engañarme. No habrá mentiras aceptadas durante mucho tiempo. Sólo yo desnuda frente a mí misma.
Y puede que lo que encuentre no me guste nada. ¿Te gusta a ti lo que encuentras cada día?


 
 

 
 
Las pequeñas tareas cotidianas se hacen difíciles para quien ha perdido la memoria.
Ya no recuerdo cómo cocinar, cuánto detergente poner en la lavadora o cómo conducir el coche.
Así la comida me sale intragable, la ropa nunca queda bien y he renunciado siquiera a intentar arrancar el coche.
Necesitaría alguien a mi lado que me enseñara a hacer todo lo que he olvidado.
Te necesito a ti que no sé quién eres.
Quién no necesita a alguien a su lado aunque no haya olvidado el pasado.
Quién no se siente a veces sóla y perdida sin saber qué hacer ni adónde ir, como si todo le resultara desconocido.
En eso no me diferencio mucho de ti.
Tú y yo somos dos seres perdidos vagando sin rumbo en un mundo extraño sin saber quiénes somos.




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