jueves, 28 de octubre de 2010

Jennifer…mi inspiración.

Estas fotografías son de las que me gustan tanto. La que posa (como en casi todas) es Jennifer, mi hija. Y ya de paso dejo un poema de mi antiguo space para que no se pierda.













Como si mis ojos fueran deseo
que hubieran de saciar la ausencia,
descubrí una luz inequívoca,
una imagen sembrada en el desierto
que florecía como una renovación
cercada de imposibles,
inaccesible al desconsuelo, insólita,
casi irreal, casi cierta;
donde no podías surgir,
donde nunca debí estar, estabas,
crueldad intolerable que reservaba este lugar para mí,
qué vida tan equivocada,
qué absurda venganza del tiempo.
Cansada de mentiras desgastadas,
como si mis manos fueran fuego
que habría de consumirnos,
pena sin sombra,
entre tanta vulgar semejanza
yo amé tu diferencia.
Y ahora que mi corazón está cerrado por olvido,
que regreso al pasado sin nostalgia
con la derrota grabada en la frente,
que el deseo es un poema abandonado en la última página
y el amor una herida cicatrizada en un árbol,
ahora que mis defensas se derrumban
ante el menor soplo de vida
y los enemigos se apiadan de mi impotencia,
que invento razones bastardas para no caer,
ahora que puedo ser tan ingenua como aún sepa
y no tengo que aparentar firmeza
ni fingir más esta indiferencia,
vuelvo a ti sin reproche
para entregar este cuerpo abatido,
abandonada a los despojos del mundo,
como una piel hueca y fría
inservible a los más bajos seres de la tierra,
cuerpo vencido queriendo ser sueño,
olvidado en las regiones remotas de la vida
como un recuerdo incómodo
del que huir descalza sin mirar atrás,
dispuesta a una última redención,
sin reservas, sin temores,
como si hubiera motivo para la memoria.
Me someto, acato tus caprichos,
me colonizas, me invades, me arrasas,
encajo impasible cada golpe,
desarmas mi inocencia,
y aún pides más,
tanto como no puedo darte,
como no poseo.



Te busco entre las sombras deformes de un mundo amenazante,
en la certeza de visiones idílicas
donde el deseo es un gigante que ignora el dolor,
avanzando a golpes contra lo real,
con los labios sellados por la duda
queriendo desnudar todos los secretos,
me acerco decidida a despertar tempestades,
pero ahogo las palabras
y de nuevo nos separa un silencio repetido,
intentando adivinar en tu gesto una respuesta a preguntas prohibidas,
pero tu cuerpo calla
como callan todas las miradas que eluden la esperanza
y no me atrevo a penetrar regiones que temo de ti
como si algo pudiera doler más que el silencio.
Eres todo lo que no puedo alcanzar,
la encarnación de todos mis miedos,
me abandonas como un error corregido sin huella,
como una nota al margen pasada por alto.
No soy más que una macha de típex en tu cuaderno.

3 comentarios:

  1. El cielo de la primera foto es muy bonito... lástima que no fuera un atardecer de esos rojizos...

    Por cierto, la poesía también es tuya?

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Sí, también es mía :)
    uhmmm ahora que pienso...tengo de esas fotos de atardeceres rojizos. Las busco y las cuelgo.
    Besotes.

    ResponderEliminar
  3. La primera foto tiene "ademas de la modelo" un cielo precioso!Sin desmerecer las otras dos.
    Buen trabajo! Vamos mejorando jeje

    ResponderEliminar